Mindfulness nos ayuda a ejercitar una atención calmada y amable que nos capacita enormemente para gestionar nuestro mundo emocional. Desarrollamos una visión clara y respetuosa sobre las emociones sin identificarnos con ellas, que nos permite descifrar sus mensajes y percatarnos de la acción necesaria. Cuando estamos presentes en la emoción, podemos actuar desde la conciencia, desactivando la respuesta automática. Desde ahí se abre un mundo de posibilidades de crecimiento, salud y libertad.
Estar presentes en la emoción implica hacernos permeables a ella para que nos atraviese sin que nos arrastre. Dicho todo esto, vamos a explorar ocho estrategias que nos pueden ayudar a gestionar mejor nuestras emociones:
1. Párate y observa
Cuando una emoción intensa y desagradable aparezca, haz una pausa y lleva la atención a ese incipiente proceso interno que está teniendo lugar, en vez de seguir irreflexivamente el impulso de evitar esta emoción.
2. Respira hondo para dejar espacio a la emoción
Lleva la atención al cuerpo para identificar la zona en la que se produce la tensión o la contracción. Lleva tu respiración a esa parte de tu cuerpo para poder generar un espacio alrededor para que se manifieste en lugar de bloquearla.
3. Toma conciencia de la emoción, nombrala
A través de observar cómo se manifiesta la emoción en tu cuerpo puedes reconocerla. “Me tiemblan las piernas, esto es miedo”. Ábrete intuitivamente a lo que te quiere decir ¿Qué necesidad expresa? ¿A qué te impulsa? ¿Para que está este miedo aquí? ¿De qué te quiere proteger?
4. Aceptar y permitir
En lugar de oponerte a la emoción dile “SI”, dale espacio para que se manifieste y reconoce que está ahí, por mucho que te duela. Cuanto menos te resistas, antes se desvanecerá porque ya habrá hecho su función.
5. Se amable contigo
Acógete como acogerías a tu mejor amigo al experimentar esta emoción difícil. Reconócete compasivamente en tu humanidad, incluso con esta emoción que te perturba.
6. Suelta y dejar ir
Es el momento de dejar ir la emoción, eso es parte de ti pero tú no eres eso, es sólo una emoción con sus sensaciones físicas. No la alimentes con tus pensamientos y despídete de ella para dejarla ir para que pueda llegar la calma.
7. Actuar o no actuar
Una vez te has podido despedir la emoción, es el momento de actuar. Si la situación requiere una acción por tu parte, este es el momento de tomar la decisión pertinente y dar la respuesta adecuada, no desde la emoción que ya habrá perdido fuerza al ser reconocida, sino desde la conciencia. La mayoría de las veces esa emoción difícil está ahí para que pongas conciencia en ti y no es necesario que hagas nada más. ¿Qué tiene que ver esto contigo ahora, en este momento de tu vida?
8. Agradece
Esa emoción por muy difícil que sea está ahí al servicio de tu vida, de tu evolución. Agradece el proceso, el aprendizaje, la toma de consciencia y el haber sido capaz de vivirla con presencia.
Esperamos que este artículo te ayude a comprender, aceptar y gestionar mejor esas emociones difíciles que puedan aparecer en tu día a día.
Tomado de www.vivirconmindfulness.com https://bit.ly/2YOrduZ
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